Crear un Pequeño Nuevo Edén
- Alberto Terrer
- 12 jul 2023
- 3 Min. de lectura
Creo que el Edén bíblico es, en resumidas cuentas, un espacio donde la paz reinaba y ningún ser se comía a otro.
Lo cual es diferente a lo que observamos a nuestro alrededor.
Los seres vivos se atacan unos a otros constantemente.
Que haya seres atacando a otros no se debe a su propia naturaleza.
Según mi teoría, se debe a cómo perciben el Entorno.
En la guerra, un humano será capaz de las peores atrocidades.
En la paz de un hogar, ese humano se comportará de manera cariñosa y pacífica.
Solo porque percibe el Entorno de una manera, o de otra.
Durante un sueño, puedes ser pacífico o agresivo.
¿De qué depende?
Solamente de qué Entorno estés percibiendo.
En un sueño romántico, serás todo atenciones y cariño.
En una pesadilla en las que amenacen a los tuyos, podrás actuar con la mayor violencia.
Según se perciba el Entorno, sea despierto o dormido, cambiará nuestro comportamiento.
Así, crear un Nuevo Edén requiere, únicamente, que seamos capaces de conseguir que los seres que lo forman perciban un entorno pacífico.
En un hogar se puede crear un pequeño Nuevo Edén.
Humanos, perros, gatos, conejos, iguanas, loros, cerdos, ratones…
Esos seres pueden convivir en paz.
Es sencillo de lograr, aplicando unas reglas de convivencia.
Si juntas a todos esos animales sin más, sin aplicar las reglas de convivencia, se matarán unos a otros.
Sin embargo, al aplicar las reglas de convivencia, esos animales cambiarán la percepción del lugar y, por tanto, cambiarán las creencias que tenían.
Las creencias son el conjunto de ideas que dotan de sentido común a un entorno.
Y, esas creencias serán las que condicionen las opciones de comportamiento que tenemos.
Las creencias en un entorno de guerra no se parecen a las de un hogar.
En el primero, matas o te matan. Eso es lo que crees.
En el segundo, no crees que tu familia vaya a matarte (salvo raras excepciones, por supuesto) ni que los debas matar.
Con el perro, el gato, el loro, etc… en un hogar sucede lo mismo.
Si tienen creencias de supervivencia, matarán para que mo les maten.
Si tienen creencias de convivir en un entorno seguro, dormirán unos pegados a otros, incluso jugarán entre ellos.
Crear el Nuevo Edén implica hacer esto con el 100 % de los seres que lo habitan.
En un hogar se puede crear un pequeño Nuevo Edén.
Pero en un hogar no podemos actuar sobre seres pequeños y esquivos.
No podemos aplicar reglas a los insectos, microbios, plantas, etc…
Porque, básicamente, se necesita un conocimiento y, por supuesto, una tecnología que lo permita.
Y, esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Por qué desarrollamos la tecnología?
Yo creo que se debe, exclusivamente, a que de manera inconsciente nos dirigimos a crear el Entorno Perfecto.
Y esto requiere tecnología muy avanzada.
Creo que no es coincidencia que el avance en el conocimiento vaya parejo con el desarrollo tecnológico y de la ética social.
Porque considero que, a grandes rasgos, todo ese conocimiento potencial se actualiza conjuntamente.
Como los bonus de un videojuego, en el que vas desbloqueando nuevas capacidades de los personajes.
Esto lo explico en los artículos en los que hablo sobre la actualización de los potenciales.
Retomando por donde lo había dejado, en un hogar podemos acceder a ciertos seres, pero al resto no.
En el Nuevo Edén, deberemos acceder a todos ellos.
En el Nuevo Edén no habrá enfermedades infecciosas.
Las enfermedades infecciosas son el resultado de la interacción de seres microscópicos.
Básicamente, es la depredación que sucede en el mundo de lo pequeño.
Bacterias y virus atacando a las células.
Este utópico Entorno Pacífico se puede conseguir.
No es nada que no hagamos cada día en nuestros hogares.
Lo único que sucede es que el Nuevo Edén supone ir un paso más allá.
Aplicar reglas de convivencia a todos los seres parece casi utópico, pero no lo es.
Mira, si mi teoría es cierta, el único sentido de la vida es el retorno al hogar.
Y esto no se puede lograr si no creamos el Entorno Perfecto.
Por tanto, es lógico entender que necesitamos los avances sociales, tecnológicos y de conocimientos, porque somos nosotros, los humanos, los que debemos implantar la moral perfecta.
Somos quienes debemos crear las reglas de convivencia que resuciten el Edén y poder así traer el Cielo a la Tierra.
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