El Cielo en la Tierra
- Alberto Terrer
- 22 jun 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 25 jun 2023
La idea de traer el Cielo a la Tierra supone un cambio de paradigma muy poderoso en el sentido de la vida.
¿No lo ves?
Es muy sencillo.
El Cielo simboliza el origen, ese lugar que se describe como lleno de paz, lleno de amor, del que provenimos.
La Tierra simboliza esto a lo que llamamos vida, un paréntesis que nos aleja del Cielo.
Un paréntesis lleno de sufrimiento.
Cuando la Conciencia despierta y comienza a experimentar, esa Paz y ese Amor del hogar desaparecen, dando lugar al miedo, la competencia y la depredación.
Pero es, solamente, un paréntesis.
Se inicia cuando nacemos y finaliza cuando muramos.
Así que, solamente habría que esperar.
No obstante, hay una idea que lo revoluciona todo.
Quizá, no es cierto que haya una vida más allá de la muerte.
Al menos, no para la Identidad.
Es decir, ese Yo que creo ser no seguirá vivo después de la muerte.
Mis vivencias, mis recuerdos, mis anhelos… desaparecerán conmigo.
Si eso es cierto, entonces ¿Me espera el Cielo tras la Tierra?
Solo hay una mente, que es la Autopercepción.
Esta mente única es una Presencia, sin una personalidad ni Identidad.
No obstante, en el origen de la existencia, sucedió una fragmentación.
Esto está explicado en mi libro Creo un Dios y a lo largo de muchos artículos de esta web, así que no me extenderé demasiado en ello.
Esa fragmentación dio lugar al inicio de la Percepción, del Universo y al nacimiento de las dos primeras Identidades.
Con las Identidades apareció la Conciencia.
La Conciencia es eso a lo que llamamos Alguien.
Una mente que experimenta.
Esas dos Identidades empezaron a replicarse, fragmentando aún más la Conciencia.
La Conciencia es la suma de la experiencia de todas las Identidades.
No es ninguna de ellas, sino, la suma.
Cada bacteria, cada hongo, cada planta, cada animal…, son una manifestación de la Conciencia.
Así, la Conciencia se encuentra atrapada.
Porque, cuando una Identidad muere, la Conciencia sigue experimentando, perpetuada por el resto de Identidades.
Tras la muerte, la Conciencia continúa experimentando simultáneamente en los infinitos seres vivos.
La Tierra es toda la experiencia de la Conciencia.
Una Identidad no puede abandonar la Tierra para ir al Cielo.
Considero que es una idea errónea, que proviene de una confusión.
La Identidad es solo un papel que interpreta la Conciencia.
Nada más.
Cuando el telón se cierra, el papel desaparece, sin más.
Sinceramente, creo que la Identidad no va a ningún lugar.
Es la Conciencia la que sigue perpetuada en la pesadilla a la que llamamos experiencia, o vida.
Y es una pesadilla porque la Conciencia está experimentando, constantemente, la muerte.
Porque la Autopercepción, la Presencia, es eterna.
Y, experimentar la muerte le genera un terrible sufrimiento.
Está atrapada. No puede escapar de la pesadilla.
Experimenta la muerte tantas veces a cada instante.
Y, no solo eso. Es que, además, ella se devora a sí misma.
La Conciencia está atrapada en esta pesadilla y no puede regresar al Cielo.
Para regresar, todas las Identidades deberían decidir despertar de la pesadilla al mismo tiempo.
Pero eso no puede suceder.
¿Por qué?
Simplemente, porque no puedes decidir despertar cuando no sabes que estás soñando.
Traer el Cielo a la Tierra significa despertar a la Conciencia.
¿Y, cómo logramos esto?
Es tan sencillo, pero tan complejo a la vez.
La Identidad es Alguien que creemos ser. Esto nos impide saber que, en realidad, somos Autopercepción.
Cuando iniciamos la Transferencia de Percepción, se inicia un proceso progresivo mediante el cual, dejamos de ser la Identidad para volver a ser la Autopercepción.
La Transferencia de Percepción es un gran misterio, en parte porque es algo que hacemos voluntariamente, sin saber que lo estamos haciendo.
¿Cómo podemos iniciar voluntariamente algo, sin ser conscientes de ello?
Pero, a pesar de ser algo misterioso, es muy sencillo de iniciar.
Básicamente, debemos actuar con Compasión.
Debemos convertir nuestro alrededor en el Nuevo Edén.
Solo eso.
Cuando las Identidades percibamos que el entorno es pacífico, entonces iniciaremos la Transferencia de Percepción.
Entonces, a nuestro alrededor, veremos cómo el Lobo morará junto al Cordero. Y el Monte Sagrado se abrirá a nuestros pies.
Las Identidades abrazaremos la paz, porque habremos recordado la gran verdad.
Nos abrazaremos entre todos nosotros porque, en realidad, sabemos que todos somos solo uno.
El único Uno que existe.
¿Cómo no voy a actuar con Compasión conmigo mismo? ¿Cómo voy a hacerme daño a mí mismo?
Ayudar al resto de Identidades solo es ayudarme a mí mismo.
Pero esto es algo que la Identidad nunca podrá asimilar. Porque ella se percibe separada del resto del mundo, como un Todo.
No, la Identidad es solo un fragmento de la Totalidad, que no sabe que solo es eso.
Por ese motivo debemos traer el Cielo a la Tierra.
Porque somos Autopercepción (Presencia) por debajo de la Identidad.
Y esa Presencia que somos es quien, voluntariamente, inicia la Transferencia de Percepción.
¿Te extraña que haya dos Voluntades coexistiendo dentro de ti?
No es nada extraño. Es lo que somos.
Y esa “otra” Voluntad desea regresar al hogar.
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