El Controlador
- Alberto Terrer
- 14 jul 2023
- 4 Min. de lectura
En mi teoría afirmo que todos los seres somos fragmentos del único ser real.
Si en un sueño creyera que soy policía, porque tengo un uniforme, trabajo en una comisaría y tengo compañeros policías, yo sería, de facto, policía.
No me preguntaría si yo hacía otra cosa antes, o si tenía familia.
Esa sería mi realidad y así la experimentaría.
Yo no soy un Policía.
Ese es el papel que asumo, pero no soy eso.
Tampoco soy la persona que escribe estas palabras.
Es otro papel que asumo.
La Autopercepción, la Presencia, es ese único ser que existe y que, al percibir, experimenta y se convierte en Conciencia.
Así como en un sueño experimenta como Policía, también lo hará como Alberto en el mundo despierto.
Pero, lo hará como un perro, despierto o cuando duerma.
Y, como un león.
Y, como una bacteria.
Con cada ser que viva en este instante.
Solo que poseerá una Identidad en cada una de esas manifestaciones, asumiendo un papel diferente cada vez.
La Identidad es ese Yo que creo ser.
Y ese Yo que crees ser. Y en qué cree un gato, o un árbol.
En mi teoría afirmo que todos somos fragmentos del Ser, y que el Ser está atrapado en una pesadilla.
Está atrapado porque cada Identidad se replica. Se perpetúa en la pesadilla.
Cuando la Presencia comenzó a experimentar, se había manifestado solo en dos Identidades.
Pero cada una de las Identidades empezó a reproducirse y, en la actualidad, se manifiesta en una cantidad casi infinita de seres.
Y, es una pesadilla, porque la experiencia no le reporta felicidad, sino, sufrimiento.
Se devora a sí misma una y otra vez.
Nace y muere.
Experimenta la muerte sin parar, constantemente.
Es la misma Presencia en cada una de las manifestaciones de la vida, en cada Identidad, en cada ser vivo.
Así, que no debe extrañarnos que la Presencia esté intentando despertar de esta Pesadilla.
Para ello, lo primero que intenta es instaurar la paz.
Siendo la Presencia cada una de las Identidades, es normal que su primera intención sea que los seres no nos ataquemos unos a otros.
Es razonable, Ella no quiere estar atacándose a sí misma constantemente.
El problema es que cada Identidad no sabe que, en realidad, no es ese Yo que cree ser.
No sabe que es un fragmento de la totalidad, de la Presencia.
Y, creyendo que es una Identidad separada que debe sobrevivir, está constantemente luchando por seguir viva un instante más.
Sin saber que, para ello, está atacándose y devorándose a sí misma.
Bien, para que haya paz, alguien debe controlar que las Identidades, que aún no saben quién son en realidad, puedan convivir sin atacarse.
¿Por qué crees que en el imaginario colectivo existe la figura del Jardín del Edén?
Es una imagen grabada en la mente, algo que anhelamos todas y cada una de las manifestaciones de la vida.
El Paraíso es un espacio donde los seres convivimos de manera pacífica.
Y, en esas condiciones, la Presencia no experimentará tanto sufrimiento.
Sí, las Identidades nacerán y morirán, al menos en la fase Inicial.
Pero el sufrimiento se habrá reducido drásticamente.
Para lograr el Nuevo Edén, es necesario que haya Controladores que instauren unas reglas morales.
Es lo que cada uno de nosotros hace en un hogar.
Una madre no dejará que sus hijos se ataquen hasta matarse.
No, les corregirá las veces que haga falta para que se comporten de manera pacífica.
Lo mismo sucede cuando paseas por una ciudad.
Hay agentes de la autoridad haciendo ese papel.
Evitando que nos matemos entre nosotros.
El Controlador es esa figura que impone la paz mediante unas reglas morales.
Es quien se asegura de que se cumpla.
Esto lo hacemos sin que nadie nos enseñe, porque es algo inconsciente que nace de nuestro interior.
Si convivo con un perro, un gato y un conejo, no permitiré que uno haga daño al otro.
Y ellos lo aprenderán.
Ser agentes Controladores es la manera de reducir el sufrimiento de la Presencia.
Por eso lo hacemos.
Pero si analizamos la vida en su conjunto ¿No vemos que el 99 % de la interacción de seres vivos se hace sin reglas morales?
En lo que llamamos la naturaleza, las Identidades se devoran unas a otras sin parar, todo el tiempo.
Por eso hay que crear el Nuevo Edén.
Es un lugar donde se aplicará el conjunto de reglas pacíficas a todos los seres.
Es el Paraíso.
Allí el lobo morará junto al cordero.
El Nuevo Edén logrará mitigar el sufrimiento de la Presencia.
Porque la Conciencia (que es la Presencia experimentando) hallará un oasis de calma y de paz.
Ese modelo se propagará por la Conciencia Colectiva hacia el resto de seres, que de manera inconsciente poseerán una nueva Percepción más pacífica y podrán comportarse de manera más pacífica.
La Conciencia experimentará siendo un lobo que convive con el cordero.
Siendo una serpiente que convive con ratoncitos.
Siendo una araña que convive con las moscas.
El resto de lobos, serpientes y arañas más allá del Nuevo Edén, que siguen siendo la Conciencia, accederán a ese comportamiento potencial.
Y, por supuesto, el Nuevo Edén se convertirá en el Entorno Perfecto y culminará en el nacimiento de un Dios.
Afirmo que los humanos somos los Controladores.
Afirmo que hemos desarrollado la consciencia y el conocimiento a un nivel tan avanzado, única y exclusivamente para instaurar la paz.
Para crear el Nuevo Edén y para erradicar el sufrimiento de la experiencia de la Conciencia.
Para ayudar a la Presencia a despertar.
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