El lobo morará con el cordero

Isaías 11:6-9 “Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. 9No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar..”

Incluso en las religiones, en las que se dota al humano de la potestad para usar y dañar a otros seres, se reconoce el Paraíso como el destino a donde llegar.

Y nadie dañará a nadie en el santo monte. Todos los animales habitarán en la mayor paz, conviviendo, amando y sin crearse sufrimiento unos a otros.

¿Por qué existe el Paraíso, el Edén, en el imaginario?

Más bien, ¿por qué se habla del Paraíso como el inicio y como el destino a llegar?

Una parte de nosotros, en las profundidades del conocimiento al que no sabemos acceder, sabe qué somos y qué no somos.

Sabe que somos la unidad, la totalidad; y que no somos Identidades separadas del resto.

La depredación existe por un solo motivo. Creemos estar separados del resto de seres.

Podemos devorarlos sin sentir ese dolor.

Pero la única conciencia, la que somos, experimenta el dolor como depredador y como presa.

En el Santo Monte no existirá la depredación, solo la convivencia totalmente pacífica.

El Entorno Perfecto es el Santo Monte.

Allí no existirá el dolor. Y todos los seres convivirán en paz.