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El Yo VS el Nosotros

  • Alberto Terrer
  • 11 jul 2023
  • 5 Min. de lectura

Si te dijera que la aventura a la que llamamos vida no es más que la lucha entre el Yo y el Nosotros ¿Qué pensarías?


De hecho, la vida es la historia de cómo un Yo se convierte en muchos Yo y desea volver a ser solo un solo Yo.


Pero para ello ha de unir a todos esos Yo en un Nosotros.


¿Te das cuenta que Nosotros es un Yo de muchos Yo?


Qué trabalenguas.


Comencemos desde el principio.


En un inicio existía la Autopercepción, la Presencia.


Ni Universo, ni materia, ni Espacio, ni Tiempo… Nada.


Solo una Presencia.


Un Algo que se siente a sí misma.


Pero no le asignemos personalidad, ni pensamientos. Es solo Presencia.


¿Has meditado alguna vez?


Ese estado que alcanzas al no tener pensamientos, es un reflejo de esa Presencia que es el origen de la vida.


Esa Presencia se fragmentó y nacieron las dos primeras Identidades.


Nació la Percepción y la Conciencia.


Nació el Yo.


Es decir, la Presencia comenzó a experimentar.


La Conciencia no es más que los instantes en los que la Presencia experimenta.


Esto está explicado en mi libro Creo un Dios y en los artículos de esta web, así que no me extenderé demasiado en ello.


El Yo surge por la identificación de la Presencia que soy, respecto a la que no soy Yo.


Tal como te sucede a ti.


Mira, te sientes y, por tanto, puedes verificar que existes.


Pero no sientes el interior, la vida, la Presencia… de nadie más.


Solo la tuya.


Hasta el punto de que podrías plantearte, incluso, si el resto de seres con los que interactúas existen, o no.


Porque no sientes su Presencia.


Cuando sueñas, te sucede lo mismo.


Interactúas con seres, pero ¿Existen al despertar?


¿Existían durante el sueño?


¿Existo algo más que yo?


Quizá, todo es creación de tu mente, incluso las palabras que estás leyendo en este momento las podría haber creado tu mente.


Así, cada ser es un Yo, es Conciencia.


Siendo que la Conciencia es la suma los instantes en los que la Presencia está experimentando.


Es decir, la Presencia siendo un Yo, interactuando con el escenario al que llamamos Realidad.


Esa interacción genera la experiencia a cada instante y, por tanto, existe un Yo que está viviendo, que está siendo Alguien.


El problema de todo esto es que la Autopercepción, la Presencia, desea volver a ser solo una.


La experiencia de la Conciencia genera un sufrimiento eterno… Un sufrimiento inevitable por la propia experiencia.


Por eso la Presencia desea volver a ser solo una.


Fíjate que cada ser vivo es una manifestación de la Presencia teniendo experiencias.


Cada ser vivo es Conciencia (En realidad, cada Identidad, siendo que las células que forman a un ser pluricelular carecen de experiencia y, por tanto, de Identidad).


Dado que la Presencia es la Totalidad, lo único que había en el Universo.


Dado que el Universo, la Conciencia y todo lo que existe no son más que pensamientos en el interior de la Presencia.


Dado que la Totalidad es siempre Individual.


Claro, si no fuera Individual no podría ser la Totalidad… Una manzana es una manzana.


Una manzana partida en dos, son dos partes de la manzana y, en ese caso, ninguna de ellas es la manzana.


Ninguna es el total.


Pero la suma de ambas es el total.


Un solo total.


Por tanto, la Totalidad es Individual.


Para que los diferentes Yo pasen a ser un único Yo, se deben agrupar en un Nosotros.


Nosotros, si lo analizas bien, es un Yo Superior a muchos Yo.


Es decir, cuando formamos el grupo, este es Uno.


Es la manera como individualizamos la pluralidad.


El Nosotros es la manera de convertir muchos individuos en uno solo.


Así, cuando nos agrupamos y creamos un Nosotros, lo que estamos haciendo es reconocer que hay un Yo que nos contiene a cada uno.


Y, es el mismo Yo para todos.


Si extendemos la agrupación de una familia, por ejemplo, a un pueblo entero.


Más tarde a una provincia.


Un país.


Un continente.


El mundo.


Si extendiéramos ese Nosotros, al final solo habría un Yo que nos contendría a todos.


Eso es lo que estamos tratando de hacer, de manera inconsciente mediante el proceso al que llamo Transferencia de Percepción.


El Nosotros, elimina las diferencias para formar un solo Yo.


Por eso establece lo que llamamos el Bien Común.


Es decir, un Yo persigue el Bien Individual.


Tiene sus propios intereses y los quiere conseguir.


Al ser un Nosotros, el colectivo no persigue el Bien Individual de cada Yo.


Al contrario, persigue el Bien Común, que es la estandarización de los intereses de cada Yo, renunciando al Bien Individual.


Porque el Bien Común no es solo el Bien que perseguirá el Nosotros, si no, el que perseguirá cada Yo.


Al agruparnos en un Nosotros, renunciamos al Bien Individual.


Y, ojo, que lo hacemos de manera natural, inconsciente y estamos encantados de hacerlo.


Porque, eso es lo que somos y lo que hacemos.


No nos supone un esfuerzo porque estamos diseñados así. Es lo que somos.


Lo más sorprendente viene a continuación.


El Nosotros es un Yo Superior.


Mejor dicho, el Nosotros terminará siendo un Yo Superior.


Así, el Bien Común se transformará en el Bien Superior.


El colectivo ya no perseguirá el Bien Común, siendo este el que persigue los intereses comunes a los individuos del grupo.


Si no, que perseguirá el Bien Superior.


¿Y, esto qué es?


Pues el Bien Superior es el reconocimiento de que, por encima de los miembros del grupo, hay un Yo Superior con sus propios intereses.


¿Un ejemplo?


Los soldados van a la guerra a defender a la nación.


Las hormigas mueren defendiendo al hormiguero.


La Nación y El Hormiguero, son un Yo Superior.


Se mata y se muere por ese concepto abstracto de grupo.


Se renuncia a la Individualidad para formar parte del grupo, defendiendo a los miembros.


Pero, más tarde, se defenderá el concepto del Yo Superior, que tiene prioridad sobre los miembros que lo forman.


Primero el Yo renuncia a su Individualidad por el Nosotros.


Y, el Nosotros, renuncia a su esencia por el Yo Superior.


Siendo que el Nosotros nunca ha sido otra cosa que un Yo Superior.


Pasar de un Yo a un Nosotros, y luego de Nosotros a un Yo Superior es un proceso inconsciente al que llamo Transferencia de Percepción (o Transferencia de Identidad).


¿Quieres un ejemplo de lo que sucede cuando ese proceso de renuncia del Yo culmina?


Pues, cuando la Transferencia de Percepción culmina nace Alguien como tú.


¿A qué me refiero?


Eres un Yo Superior a unos pequeños Yo que te forman.


Eres un ser pluricelular.


Piensa en el primer ser pluricelular que nació.


Primero unas células se agruparon.


Pasaron de ser un Yo a un Nosotros.


De perseguir el Bien Individual a perseguir el Bien Común.


Y, luego, pasaron del Nosotros al Yo Superior.


Del Bien Común al Bien Superior.


Ya no les importaba vivir o morir, si no que, lo realmente importante, es que viviera el Yo Superior al que formaban.


Y, ese Yo Superior es la individualización total de la pluralidad.


Eso es la vida.


La aventura de la vida es el intento de todos los seres por agruparnos en uno solo.


Eso es lo que acabará sucediendo.


Al final, todos formaremos al Ser Supremo.


Y, con ese Yo Superior, el que contendrá a todos los demás, la existencia llegará a su fin.

 
 
 

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