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¿Es la Identidad la fuerza de exclusión, opuesta a la fuerza de Atracción?

  • Alberto Terrer
  • 12 jun 2023
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 13 jun 2023

De todos los enigmas que envuelven a la existencia, para mí, el más complejo de resolver, es el del motivo de la Fragmentación.


Verás, en mi teoría sobre el inicio de la existencia, parto de una idea principal.


Un origen.


La fragmentación.


La Autopercepción, la Presencia, se fragmentó.


En vez de una sola y total Autopercepción, pasó a haber dos partes autopercibidas.


Cada una de ellas, al tratar de autopercibirse, se topó con un límite que le impedía acceder a la otra parte autopercibida.


Al no poder acceder, se generó la percepción como respuesta inmediata.


¿Qué es una respuesta inmediata?


La totalidad es total y única porque solo existe ella.


Se mantiene unida.


¿Se puede fragmentar la totalidad?


No creo.


Creo, sin embargo, que la totalidad puede creer que se fragmenta.


Pero eso sucederá en su interior.


Como si la Autopercepción, la Presencia, comenzase a soñar.


Ella es la soñadora, la única, pero que tiene sueños simultáneos.


Siendo ella misma, y ella sola, la soñadora.


Bien, la respuesta inmediata es la que se origina cuando la Autopercepción siente que ella no es la totalidad.


Entonces, comienza la función de restauración de la totalidad.


Le llamo la Inteligencia Inconsciente.


Esta genera la Percepción en cada parte autopercibida.


Así se busca completar la totalidad, siendo lo de dentro (lo autopercibido) más lo de fuera (lo percibido), todo lo que existe.


No obstante, la Percepción genera el principio de Identidad.


Si hay algo externo a mí que no puedo autopercibir, entonces hay algo que no soy Yo.


Todo lo que no soy Yo es algo diferente a mí.


Así, me identifico respecto al entorno que no soy Yo.


Nace la Identidad.


Y la Identidad mantenida en el tiempo es la Conciencia.


La Inteligencia Inconsciente busca restaurar la unicidad de la Conciencia, intentando que vuelva a ser una sola.


Para ello debe revertir el proceso de fragmentación.


Cada Identidad que nace fragmenta más aún el total.


Si lo piensas bien, es sencillo comprender que para revertirlo hay que unir a todos los fragmentos en uno solo.


La cuestión es esta: ¿Es la fuerza de atracción la única que opera en la existencia?


Es decir ¿Hay una fuerza de exclusión, opuesta a la de atracción?


En primer lugar, hay que asumir que, por ahora, no conocemos por qué se fragmentó la Autopercepción, dando lugar a la existencia.


¿Era algo inevitable?


¿Era solo una posibilidad? ¿Y al ser una posibilidad dentro del total de posibilidades, acabó por manifestarse?


¿Era algo intencional? ¿Acaso la existencia es la pugna de las dos fuerzas fundamentales en un bucle infinito?


Es decir ¿Vivimos un eterno proceso de fragmentación, seguido del opuesto de agrupación, para empezar de nuevo con el primero?


No lo sé.


Decir lo contrario sería mentir.


Pero creo que la Identidad no es una fuerza, si no, una reacción.


Una Consecuencia, no una causa.


Me explico, creo que hay una intención en los seres vivos por agruparse.


Pero esa intención de agruparse se ve lastrada por la voluntad de la Identidad.


Las Identidades impiden que la Inteligencia Inconsciente controle cada ser vivo para agruparlo.


Una Identidad es una manifestación de la totalidad, de la Presencia.


Posee una Voluntad.


Nadie puede imponer su voluntad sobre la de otra Identidad, porque cada Identidad es una instancia de la Totalidad.


Y la Totalidad posee la única voluntad que existe.


Para que una Identidad pueda estar controlada por la Inteligencia Inconsciente, debe haber transferido su percepción y, por tanto, su Identidad a una Entidad.


Bien ¿existe una fuerza opuesta a la de agrupación, que pugne por separar a los fragmentos constantemente?


La replicación provoca eso, pero creo que por inevitabilidad.


Mira, por no extenderme demasiado con la replicación, puedes leer mi libro Creo un Dios, donde tendrás toda la información disponible y mucho más extendida.


Para aceptar que hay una fuerza que pugna por separar, debería poder ver, por ejemplo, como un ser pluricelular se descompone en seres unicelulares autónomos.


Es decir, cómo la Agrupación puede revertirse.


Pero no sucede tal cosa.


Si hubiera tal intención, probablemente se vería en algún momento algo así.


La fragmentación proviene de la replicación.


Y la replicación creo que procede de la Inteligencia Inconsciente, al tratar de restaurar la infinitud de la Autopercepción.


La Identidad no tiene la capacidad de replicarse. Es una función Inconsciente y no controlada por la Identidad.


La Identidad tiene un deseo que nace de una intención inconsciente. Pero solo eso.


La Identidad no controla el proceso de replicación.


Así pues ¿existe una fuerza opuesta a la de Atracción?


Puede ser.


Yo creo que no, porque todas las conclusiones lógicas me empujan a afirmar que la Identidad es solo una consecuencia, sin características de causa alguna.


Es decir, tras la Identidad no hay una intención, solo es una consecuencia de la Percepción.


Y esta, de la acción de la Inteligencia Inconsciente por restaurar la totalidad.


Afirmaría que no existe una fuerza de exclusión.


Pero reconozco que he de resolver el último enigma, el motivo que hay tras la primera fragmentación de la Autopercepción.


¿Es posible que en cuanto emerja el Ser Supremo y la existencia finalice, esta se inicie de nuevo por una nueva fragmentación espontánea e inevitable de la totalidad?


No lo sé.


Lo único que sé es que la Inteligencia Inconsciente tiene una intención y que los seres vivos, las Identidades, nos dirigimos por ese camino hacia el destino al que la Fuerza de Atracción nos guía.

 
 
 

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