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La Pobreza y los Profetas

  • Alberto Terrer
  • 20 dic 2023
  • 3 Min. de lectura

¿Por qué en las religiones con un origen más moral se promueve el voto de pobreza?

 

Piénsalo, todos los grandes profetas han renunciado a sus posesiones para vivir el mundo de una manera humilde.

 

Básicamente, esto puede deberse a un conocimiento del mundo mucho más avanzado de lo que parece.

 

En realidad, la única manera de erradicar el sufrimiento, en un mundo donde los recursos percibidos son finitos, es que todos los seres reduzcamos nuestras necesidades, hasta el punto de que todos tengamos el mínimo indispensable para continuar vivos.

 

Si todos los humanos hiciéramos voto de pobreza, dejaría de existir el hambre y la escasez de recursos para las áreas geográficas menos favorecidas.

 

El voto de pobreza, en ese caso, se haría reduciendo la riqueza general hasta el punto de que los recursos y las necesidades se encontrasen.

 

Es decir, el punto en el que 100 manzanas, para 50 habitantes, arrojase un resultado de 2 manzanas por persona.

 

Sin nadie que tuviera derecho a más manzanas por nacer en una posición privilegiada. Si no, que podrían repartirse más manzanas para lograr una equidad, dándoselas a aquellas personas que las necesitasen para obtener el mismo nivel de bienestar que el resto.

 

Ese mundo equitativo solo se puede lograr si se realiza el voto de pobreza como una decisión universal.

 

Sin la renuncia a la posesión de riqueza de todos los implicados, esto no se puedo alcanzar. Porque en el momento en que uno de cien decida no hacer el voto de pobreza, y acumule más de lo necesario, los recursos no serán suficientes para los restantes 99 y muchos sufrirán.

 

Esos profetas llevaban una vida humilde y postulaban la humildad como modo de vida.

 

Obviamente, practicaban el desapego de todo lo externo, tanto bienes materiales como ideas de sobre el mundo y sobre uno mismo. Pero el voto de pobreza no es solo el desapego, desprenderse de todo lo que nos condiciona.

 

También es vivir vin posesiones, porque son recursos que acumulamos y, por tanto, de lo que otros no pueden disfrutar. Y sin la carga de proteger los recursos ante aquellos a los que vemos como nuestros enemigos. Esta gestión de los recursos es lo que inicia los conflictos y las guerras.

 

La pobreza, entendida como la reducción de posesiones hasta el punto en el que todos podemos sobrevivir, sin dejar a nadie atrás, sería el punto de equilibrio. A partir de ahí, siguiendo una visión equitativa, podría comenzar a construirse un mundo más justo.

 

Pero sin el voto de pobreza siempre habrá quienes acumulen los recursos. Quienes gobiernen sobre el resto con fines personales que no se centren en buscar el bien colectivo, si no, el individual.

 

Remodelar el mundo según un modelo económico de “pobreza” generalizada supone un enorme reto, por supuesto, pero no es algo imposible.

 

El problema es que necesita la aceptación universal y definir qué es el estado de pobreza generalizada.

 

Hablo de pobreza como opuesto a la riqueza, que es la acumulación de recursos más allá de lo necesario. Y, por eso, la palabra pobreza supone, en la idea que propongo, la no acumulación de recursos.

 

No acumular recursos no quiere decir que muramos de hambre, si no, que se puede alcanzar un equilibrio si repartimos los recursos e impedimos la acumulación por parte de unos pocos.

 

Parece que esta era la idea que se propone en el origen de muchas creencias religiosas. El voto de pobreza supone la no acumulación de recursos, no la carencia de un sustento para poder vivir.

 

Se trata de no acumular. Porque al acumular no queremos repartir, ya que la posesividad sobre lo que siento como mío siempre conduce a una defensa del bien individual. De mis recursos, que no deseo compartir con el resto.

 

De mis creencias e ideas, que afirmo que son superiores a las del resto. Incluso de la imagen de uno mismo, que siempre parece estar atacada por los demás y, por tanto, constantemente debemos protegerla.

 

El voto de pobreza es una idea elevadísima que contiene la llave hacia la reducción del sufrimiento.

 

El voto de pobreza permitiría, a su vez, reducir el sufrimiento de la gran parte de habitantes de este planeta, más allá de la especie humana.

 
 
 

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