Los animales y las plantas ¿Diferentes?
- Alberto Terrer
- 6 jul 2023
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 7 jul 2023
Estar vivo es lo que separa la materia del universo en 2 grupos.
La materia inerte.
Es la materia del 99,99 % del universo. Absolutamente todo lo que se observa se rige por la física.
Si ves comportarse un planeta como lo hace, es porque ha ido reaccionando a unos hechos anteriores.
Como una canica que lanzas en una habitación donde hay más canicas.
Si lanzas con los ojos cerrados y 10 minutos después los abres, verás que todo está diferente. Pero podrías llegar a deducir qué canicas han colisionado con otras desde el lanzamiento, hasta formar la disposición actual.
Sin embargo, la materia viva posee Voluntad.
Es decir, se comporta de manera diferente.
Si tuvieras células en esa habitación y cerraras los ojos 10 minutos, cuando los abrieras, no tendrías manera de verificar qué ha sucedido hasta llegar a ese momento.
Podrías hacer una hipótesis y, quién sabe, incluso tener la suerte de acertar.
Pero no tendrías la certeza, porque puede haber sucedido de todo, ya que los seres vivos toman sus propias decisiones.
Podrías ver dos células juntas y pensar que habían chocado en algún momento, pero en realidad decidieron desplazarse juntas porque sí.
Nunca sabrás su motivación, puesto que no puedes acceder a su “Mente” (entendiendo en este caso Mente como el sistema de toma de decisiones en ese entorno) y saber lo que piensan.
Así, lo que diferencia lo vivo de lo inerte no es algo insustancial.
Esa diferencia es lo más fascinante del Universo.
Porque la Voluntad es lo que diferencia Algo de Alguien.
Todo ser vivo posee Voluntad.
Por ejemplo, cuando observamos a un animal y una planta, detectaremos grandes diferencias entre ellos.
Por supuesto, la planta permanece en un mismo lugar toda la vida.
Sin embargo, el animal puede desplazarse a otro lugar.
Pero, que la planta no camine, no significa que no se desplace.
Extiende sus raíces, hace crecer su tallo y sus hojas, incluso sus flores.
Lo hace según su propio criterio. Florecerá en la época más propicia para sus intereses.
Sin embargo, lo que diferencia a los animales de las plantas es que no sabemos reconocer sus reacciones.
Un animal se comporta de una manera comprensible para nosotros.
Se desplaza huyendo del peligro.
Busca alimento.
Descansa cuando está cansado, buscando un lugar seguro.
Sabemos reconocer eso, porque así nos comportamos nosotros.
Las plantas, en cambio, son seres diferentes.
Dudamos de si tienen “Mente” y, no obstante, interactúan con un Entorno.
Obtienen alimento, se protegen de invasores, se reproducen y se reparan.
¿Cuál es la diferencia real?
Que creemos que una Mente es fruto de un cerebro como el nuestro.
Pero cuando hacemos esta afirmación, estamos excluyendo al 99,99 % de los seres vivos de la definición de individuos con Mente.
Si los excluimos, entonces tenemos que explicar por qué se comportan como lo hacen.
¿Por qué una flor abre sus pétalos en cierto momento?
¿Por qué las raíces de gran cantidad de plantas se entrelazan con hongos y crean complejos sistemas entre ellas?
¿Por qué una bacteria puede habitar en nuestro intestino de manera pacífica y, en un momento dado, cambiar y crear una infección?
¿Por qué un árbol crece de una manera y otro de una manera diferente?
Claro, si quitamos la Mente de la ecuación, tenemos que recurrir a procesos meramente mecánicos o químicos.
Como si fueran máquinas programadas para llevar a cabo tareas.
No obstante, jugar a que carecen de una Mente no les arrebata esa Mente.
Solo nos impide reconocer que puedan tener Mente.
Nadie puede tomar una decisión e interactuar con el Entorno sin una Mente.
¿Por qué?
Porque es necesario poseer una Mente para saber que Yo soy algo diferente del Entorno.
¿Por qué la planta extiende las raíces por el subsuelo?
Porque diferencia entre ella misma y el resto del mundo.
Porque esa barrera es real para ella y, por tanto, puede interactuar con el escenario.
Por eso extiende sus raíces y crece hacia el sol.
Por este motivo la bacteria se mueve hacia un lugar, o hacia el otro.
Si no existiera esa diferenciación entre Yo y lo que no soy Yo, una planta no sabría que posee un cuerpo que no es la tierra y que puede hacerlo crecer extendiéndose por el suelo.
El reconocimiento de un Yo es requisito indispensable para poder interactuar con el entorno.
Una piedra no interactúa con el entorno, reacciona a él.
Esa piedra no sabe que es algo diferente de la tierra donde yace. Nosotros la percibimos como diferente, pero a nivel micro, son moléculas que se solapan unas con otras.
Nosotros vemos una piedra, pero dime ¿Qué ve una célula?
Sin embargo, la diferencia entre las moléculas de una planta y el suelo donde habita existe.
Si lo vieras en modo micro, también serían moléculas solapándose unas con otras. No veríamos el tallo separado del aire a su alrededor.
Solamente veríamos molécula junto a otras, algo diferentes, quizá más espaciadas entre sí, pero nada más.
Pero, cuando la planta crece, afecta a las moléculas de su tallo, incluida la última que está en contacto con la primera molécula del aire. En ese límite que separa el cuerpo de la planta de lo que no es el cuerpo.
Y esa planta puede controlar hasta esa última molécula, pero no la siguiente, la que no pertenece a su cuerpo.
¿Por qué?
Porque sabe qué moléculas forman su cuerpo y qué moléculas son el escenario.
Un animal también lo sabe.
Bien, maticemos.
Ni la planta ni el animal lo saben, puesto que ese conocimiento no pertenece a la Identidad, al Yo.
Pero, sin saber eso, lo usamos para interactuar con el Entorno.
Es un conocimiento que poseemos sin necesidad de aprenderlo.
Y esto nos lleva a preguntarnos.
Si los seres vivos tenemos ese conocimiento ¿Quién nos lo ha enseñado?
Nadie.
Lo poseemos porque coexisten dos inteligencias en nosotros.
La Inteligencia Inconsciente y el Yo, la Identidad.
Puedes leer acerca de la Inteligencia Inconsciente en los artículos de esta web o en mi libro Creo un Dios.
Lo realmente importante es que los seres vivos nos diferenciamos de la materia inerte porque somos Alguien.
Poseemos Conciencia.
Eso es lo que nos posibilita experimentar e interactuar con el Entorno.
Las diferencias entre seres vivos no significan que no haya una Mente detrás.
Simplemente, no tenemos ni idea de cómo es una planta. Ni cómo es una bacteria.
Diferenciamos entre animales y el resto del mundo, porque podemos entenderlo.
Pero, para crear el Nuevo Edén, para erradicar el sufrimiento del Universo, debemos aceptar que todos los seres vivos somos Uno.
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