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Mi papel en esta aventura que es la vida

  • Alberto Terrer
  • 10 nov 2023
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 11 mar 2024

Llegar a la conclusión de que la vida es una especie de ilusión, nos lleva a dos posibles conclusiones.


Una de ellas es esta: Da igual lo que haga, porque la vida es como un sueño del que despertaré.


Así que, creer en lo que vivo es la mayor de las tonterías. Mejor, lo disfrutaré como si de un sueño lúcido se tratase. Es decir, un sueño en el que sé que estoy soñando.


Pero hay otra opción y es esta: Estoy atrapado en ese sueño, y no despertaré hasta que haga lo que debe hacerse.


Yo soy una manifestación más de la Conciencia, pero mi Yo desaparecerá cuando muera y volveré a ser Conciencia. Una Conciencia atrapada en esta pesadilla.


La vida es una pesadilla porque sufrimos.


El sufrimiento es algo que la Conciencia no puede entender, por eso lo experimentamos de una manera tan dolorosa.


SI alguien analiza el progreso moral que ha habido hasta este momento, se dará cuenta de muchas cosas.


La primera es que, cada vez, se amplía para abarcar seres con mayores diferencias.


Primero fueron otras razas, otro sexo, otras creencias, nacionalidades. Y, ahora, estamos extendiéndola hacia nuevas especies.


El objetivo es llegar a todos los seres de la existencia.


Si hacemos una proyección, veremos que el final es incluir a todos los seres vivos.


La segunda cosa que nos llamará la atención es que la moral no avanza porque sí.


Lo hace por impulsos de individuos concretos, que son fieles a sus valores.


Eso nos deja una responsabilidad inevitable. En nuestra mano está el destino de la Conciencia.


Podemos aceptarlo y hacer lo que debe hacerse, o no hacer caso de la llamada.


El sufrimiento es indeseable. No hace falta que lo explique aquí.


Seguramente, cuando alguien ve una imagen de dolor en las noticias, aparta la mirada. Seguramente, poca gente puede ver lo que sucede en un matadero sin horrorizarse.


Es porque el sufrimiento es indeseable.


Básicamente, la Conciencia nunca podrá naturalizarlo porque el sufrimiento es algo que no tiene sentido.


En el estado previo a la experiencia, no hay rastro del sufrimiento.


Y, el objetivo de la moral es erradicarlo por completo.


¿Se puede erradicar el sufrimiento?


Sí, se puede. Pero no es sencillo.


El mayor obstáculo al que nos enfrentamos es la voluntad de quienes provocan el sufrimiento.


Un zorro no se plantea dejar de cazar, ni una araña. Ni un soldado se plantea dejar de disparar y matar en una guerra.


Lo hacen porque perciben un mundo hostil donde matas o mueres.



El objetivo de la moral es crear un mundo donde nadie sienta que deba matar para sobrevivir.


El objetivo de la moral es crear un mundo donde nadie debe sufrir. Un mundo donde nadie pase hambre o enferme.


Pero ese mundo no llegará porque sí.


Es la voluntad lo que hará que ese mundo nazca. La voluntad es lo único que poseemos y que nadie puede arrebatarnos.


Aunque haya una parte en nuestro interior que grita sin parar que hay que sobrevivir, no dice la verdad.

Porque no conoce la verdad.


Igual que al soñar, creemos que la verdad es ese sueño, en este mundo despierto, creemos que la verdad es esto.


Pero si durante un sueño analizásemos las evidencias, nos daríamos cuenta que minutos antes estábamos en un mundo diferente y que eso solo puede ser un sueño.


Así que, si analizamos lo que llamamos realidad, nos daremos cuenta de que no tiene sentido y que, aunque no podamos verlo, hay una verdadera realidad escondida.


Es más fácil sucumbir al sueño y dejar que otra persona haga lo que ha de hacerse.


Pero no. Al final, alguien deberá hacerlo.


¿Eres de los que miran o de los que hacen?

 
 
 

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