¿Por qué nos cuesta tanto cuestionar la Realidad?
- Alberto Terrer
- 6 jun 2023
- 2 Min. de lectura
Durante un sueño no tengo ni idea de que estoy soñando.
De hecho, una pesadilla me aterroriza y experimento miedo y sufrimiento.
Si supiera que es un sueño, podría sonreír y esperar tranquilamente a despertar.
Pero no sé que se trata de un sueño.
Cuando estoy tomando un café y mi mente se distrae enfocándose en algún problema, este me provoca estrés, ansiedad, preocupación…
Pero estoy tomando un café sentado en la cama.
¿Por qué esos pensamientos tienen el poder de afectarme en ese momento?
O cuando recuerdo algo traumático del pasado.
Mi presente se llena de dolor.
¿Por qué?
Debería saber que se trata de pensamientos.
Solo pensamientos.
Básicamente, esto se debe a un principio básico que rige el Universo.
Y es este:
La Percepción genera la Realidad.
Por tanto, todo aquello que perciba, será la Realidad que experimentaré.
Y, más aún, no somos capaces de diferenciar lo que es Real de lo que no lo es.
Porque nuestra Mente se sumerge en la experiencia sin cuestionarla.
Por eso al soñar, simplemente, interactuamos con el escenario y la historia que percibimos.
Y nos atrapa.
Somos el protagonista de nuestra percepción.
Pero no somos capaces de entender que somos el creador de esa percepción.
Por tanto, somos el creador de esa Realidad.
Cuando despertamos, creemos que eso que percibimos es la Realidad.
Y asumimos que las circunstancias, tanto como el escenario, son reales.
Y asumimos el papel de protagonistas de esa historia.
Entonces, nos volvemos incapaces de cuestionar esa Realidad.
Todo lo que percibimos es Irreal.
Es solo la creación de la Mente.
Pero nos cuesta mucho, muchísimo creerlo.
Porque percibimos un escenario a nuestro alrededor.
Durante el sueño creeré que eso es Real, incluso aunque esté caminando por la acera y al instante siguiente esté nadando en el mar.
No lo cuestionaré.
Pero si entiendo que es la Mente la que genera la Realidad, entonces puedo cuestionarla.
No digo que pueda pasar a controlar el escenario, porque estoy sometido a las leyes de la Percepción.
Esto sucede por la sincronización y simultaneidad de infinitos seres creando el mismo escenario.
Así como en un sueño puedo alterar el escenario, igual que al recordar o imaginar, en la Realidad del estado despierto, no puedo.
Soy 1/10000000000000000000000 de los seres que están percibiendo en ese instante.
Así que mi deseo de alterar el escenario no puede afectar al resto de percepciones.
Si un gran número de perceptores intentásemos el mismo cambio, este sucedería.
Pero ha de haber el número suficiente. No solo yo, si no muchos Yo.
De esta manera se lograrían los cambios. Les llamo acuerdos de Percepción colectivos.
Si comprendo que la Percepción crea la Realidad, puedo descifrar el sentido de la vida.
Eso he hecho en mi teoría. No digo que sea la verdad absoluta, porque no lo sé.
Pero, al menos, es una verdad.
Es sencillo.
Lo que digo es que la Autopercepción (la Presencia, la Mente única) empezó a percibir y quedó atrapada en ese “sueño”.
Y desea “despertar”. Pero no puede.
Porque no basta con su deseo.
La Autopercepción se fragmentó en infinidad de perceptores y para “despertar”, todos los perceptores deben querer hacerlo a la vez.
Y eso solo se puede lograr de una manera.
La única manera de lograr que las Identidades despierten a la vez es que haya solo Una.
El Ser Supremo.
Y que Él desee despertar.
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