Seguimos con la Inteligencia Inconsciente
- Alberto Terrer
- 9 jun 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 13 jun 2023
Ya hemos definido qué es, al menos a grandes rasgos, la Inteligencia Inconsciente.
Cuando la Autopercepción (la Presencia) se fragmenta, se inicia la experiencia.
Nacen las dos primeras Identidades, perciben y se crea el Universo.
Como respuesta inmediata a la fragmentación de la Autopercepción, se inicia la función de restauración de la totalidad.
Esa función es la Inteligencia Inconsciente.
Es una propiedad de la Autopercepción.
La Autopercepción busca restaurar la totalidad que se ha roto.
¿Cómo?
Generando la Percepción.
De esta manera, lo que se Autopercibe, sumado a lo que se percibe, restauran la totalidad.
Mi presencia, lo que soy yo, sumado a lo que no soy yo, lo demás, suman el todo.
Lo de dentro y lo de fuera suman el todo.
La Percepción inicia el Tiempo y el Espacio.
Así, la Inteligencia Inconsciente sostiene el Universo.
Además, repara, replica y agrupa a los seres vivos.
Por decirlo de otra manera.
Sin la Inteligencia Inconsciente no sucedería la existencia.
La vida solo es posible por esta misteriosa función.
Pero, para entender cómo actúa, debemos entender que es una función de la totalidad.
La Inteligencia Inconsciente es el resultado de la Individualidad y la Totalidad de la Autopercepción.
Por tanto, la Inteligencia Inconsciente es una función que se manifiesta en cada parte Autopercibida.
La Identidad, como resultado de la Percepción de cada parte Autoeprcibida, posee una voluntad.
Para aclararnos, la Identidad es un Yo que cada parte Autopercibida cree ser.
La Inteligencia Inconsciente salvaguarda a ese Yo.
Lo repara, lo replica y lo intenta agrupar.
Esto lo hace porque tiene el control absoluto de lo que sucede en el interior del cuerpo.
Controla las funciones vitales porque controla las células.
Las células eran Identidades que se agruparon y transfirieron su Percepción a una Identidad Superior, el nuevo Yo.
Esas células dejaron de ser ellas mismas para formar el Yo del primer ser pluricelular.
Entonces, las Inteligencia Inconsciente pasó a controlarlas perfectamente.
Pero ¿Por qué la Inteligencia Inconsciente no puede controlarme a mí?
Bien, la Inteligencia Inconsciente no puede controlar nada que no sea ella misma.
La voluntad de la Autopercepción es volver a ser una sola.
Ese deseo se expresa en su función de restauración: La Inteligencia Inconsciente.
Esa voluntad, por tanto, controla totalmente toda estructura autopercibida.
Pero no controla el Yo.
El Yo tiene voluntad propia, diferente a la voluntad de la Autopercepción.
Así que, la Inteligencia Inconsciente controla el interior de nuestro cuerpo porque es totalmente autopercibido.
Pero no puede controlarme a mí.
Porque ella es una Voluntad de la totalidad, pero no puede controlar otra Voluntad diferente de la totalidad.
Aunque Yo no sé que soy la totalidad, porque creo ser algo separado de ella, en realidad lo soy.
Mi voluntad es la única voluntad que hay.
La voluntad es una propiedad fruto de ser Alguien.
Es un principio fundamental que se repite en cada Identidad.
Por tanto, la Inteligencia Inconsciente no puede controlar mi Yo, porque posee voluntad propia.
Lo que hace es influir.
Imagina que la Inteligencia Inconsciente está susurrando, constantemente, lo mismo.
Deseas regresar… Deseas regresar… Deseas regresar…. Deseas regresar…
Es constante, desde el inicio del universo, y se mantendrá así hasta el final de la existencia.
La acción de la Inteligencia Inconsciente es lo que permite la vida, lo que posibilita la Percepción y, por tanto, la creación de ese escenario al que llamamos Universo.
Y su influencia es lo que nos conduce al único final inevitable.
La desfragmentación.
La restauración de la totalidad.
Si la Conciencia Suprema es Dios (el Dios que definen las religiones), entonces la Inteligencia Inconsciente es su voluntad.
Es la voluntad de Dios.
Así que es nuestra voluntad real.
Porque debajo de cada Yo, de cada Identidad, somos Presencia deseando regresar a casa.
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